Como cada Nochebuena, los ejércitos de Estados Unidos y Canadá han puesto en marcha un operativo muy especial: el rastreo en tiempo real del trineo de Santa Claus. Lejos de tratarse de un ejercicio bélico o una simulación de defensa aérea, esta iniciativa combina tecnología militar de última generación con la magia de la Navidad y cumple ya 70 años de historia ininterrumpida.
El responsable de mantener viva esta tradición es el Comando de Defensa Aeroespacial de Norteamérica (NORAD, por sus siglas en inglés), una organización binacional encargada de vigilar el espacio aéreo del continente. Cada 24 de diciembre, su misión cambia por unas horas: seguir el recorrido de Santa Claus mientras reparte regalos por todo el planeta.
El origen accidental de una tradición histórica
La historia del rastreo de Santa Claus comenzó en diciembre de 1955, en pleno contexto de la Guerra Fría. En aquel entonces, el teléfono rojo del búnker del Comando de Defensa Aérea Continental (CONAD), en Colorado, sonó de forma inesperada. Al otro lado de la línea no había una alerta de ataque nuclear, sino la voz inocente de un niño que preguntaba si estaba hablando con Santa Claus.
El coronel Harry Shoup, lejos de colgar o corregir al pequeño, decidió seguirle el juego con un clásico “Ho, ho, ho”. El error tenía una explicación: un anuncio navideño de los grandes almacenes Sears había invitado a los niños a llamar a Santa, pero el número publicado por error correspondía al del CONAD.
Aquella Nochebuena, Shoup recibió cientos de llamadas similares. En lugar de considerarlo una molestia, organizó un improvisado equipo de voluntarios para atender a los niños y ofrecerles información sobre el paradero de Santa y su trineo tirado por renos. Así nació una tradición que, siete décadas después, sigue más viva que nunca.
De las llamadas telefónicas al seguimiento digital global
Con el paso del tiempo y la evolución tecnológica, el rastreo de Santa Claus se ha adaptado a la era digital. Hoy, el NORAD permite seguir el viaje del mítico personaje a través de la web oficial www.noradsanta.org, donde millones de usuarios de todo el mundo pueden ver en tiempo real cómo el trineo avanza de país en país.
El recorrido comienza tradicionalmente en Nueva Zelanda y Australia, donde anochece antes, para continuar por Asia, África y Europa, y finalizar en América. El sitio web, disponible en nueve idiomas —entre ellos español, inglés, francés, alemán y japonés—, ofrece un mapa interactivo, animaciones, juegos y un contador que muestra cuántos regalos ha repartido Santa en cada momento.
Miles de voluntarios y cientos de miles de llamadas
La experiencia no se limita al entorno digital. Los niños también pueden llamar por teléfono al NORAD para preguntar directamente por la ubicación de Santa Claus. Cerca de 1.000 voluntarios estadounidenses y canadienses se turnan cada año para responder las llamadas desde la base Peterson, en Colorado Springs, sede del comando.
El interés sigue siendo masivo: solo el año pasado se registraron alrededor de 380.000 llamadas. Entre las preguntas más repetidas destaca una inquietud clásica: qué ocurre si los niños están despiertos cuando llega Santa. La respuesta es clara y contundente: Santa Claus solo entrega regalos a los niños que ya están dormidos.
Presidentes y líderes también participan
La tradición está tan arraigada en la cultura estadounidense que incluso figuras políticas de alto nivel se suman al evento. El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, tiene previsto participar atendiendo llamadas de niños, siguiendo el ejemplo de varios de sus predecesores, que también se unieron a los voluntarios del NORAD durante la Nochebuena.
Aunque el tono es festivo, el NORAD asegura que utiliza sistemas reales para “localizar” el trineo de Santa. Entre ellos se encuentra el Sistema de Alerta del Norte, una red de radares de largo alcance que cubre el norte de Canadá y Alaska y que, simbólicamente, detecta el despegue del trineo desde el Polo Norte.
También se emplean satélites infrarrojos capaces de identificar la famosa nariz roja de Rodolfo, cuya señal térmica es comparable, según el NORAD, a la de un misil. Incluso se realizan confirmaciones visuales desde aviones de combate cuando Santa entra en el espacio aéreo norteamericano.
Un objeto volador “totalmente autorizado”
La popularidad del rastreo ha llegado a tal punto que incluso el Pentágono ha tenido que pronunciarse. En 2024, en medio de una oleada de avistamientos de drones en Nueva Jersey, el Departamento de Defensa pidió calma a la población y recordó que, si ve luces rojas y verdes en el cielo en Nochebuena, probablemente se trate del trineo de Santa Claus.
“Es un objeto volador autorizado”, aclararon las autoridades, reforzando así una tradición que combina defensa, tecnología y fantasía, y que cada Navidad vuelve a demostrar que incluso las instituciones militares pueden formar parte de la magia.
El Comando de Defensa Aeroespacial de Norteamérica reactiva una de las costumbres más singulares de la Nochebuena, nacida por error en plena Guerra Fría
Como cada Nochebuena, los ejércitos de Estados Unidos y Canadá han puesto en marcha un operativo muy especial: el rastreo en tiempo real del trineo de Santa Claus. Lejos de tratarse de un ejercicio bélico o una simulación de defensa aérea, esta iniciativa combina tecnología militar de última generación con la magia de la Navidad y cumple ya 70 años de historia ininterrumpida.
El responsable de mantener viva esta tradición es el Comando de Defensa Aeroespacial de Norteamérica (NORAD, por sus siglas en inglés), una organización binacional encargada de vigilar el espacio aéreo del continente. Cada 24 de diciembre, su misión cambia por unas horas: seguir el recorrido de Santa Claus mientras reparte regalos por todo el planeta.
El origen accidental de una tradición histórica
La historia del rastreo de Santa Claus comenzó en diciembre de 1955, en pleno contexto de la Guerra Fría. En aquel entonces, el teléfono rojo del búnker del Comando de Defensa Aérea Continental (CONAD), en Colorado, sonó de forma inesperada. Al otro lado de la línea no había una alerta de ataque nuclear, sino la voz inocente de un niño que preguntaba si estaba hablando con Santa Claus.
El coronel Harry Shoup, lejos de colgar o corregir al pequeño, decidió seguirle el juego con un clásico “Ho, ho, ho”. El error tenía una explicación: un anuncio navideño de los grandes almacenes Sears había invitado a los niños a llamar a Santa, pero el número publicado por error correspondía al del CONAD.
Aquella Nochebuena, Shoup recibió cientos de llamadas similares. En lugar de considerarlo una molestia, organizó un improvisado equipo de voluntarios para atender a los niños y ofrecerles información sobre el paradero de Santa y su trineo tirado por renos. Así nació una tradición que, siete décadas después, sigue más viva que nunca.
De las llamadas telefónicas al seguimiento digital global
Con el paso del tiempo y la evolución tecnológica, el rastreo de Santa Claus se ha adaptado a la era digital. Hoy, el NORAD permite seguir el viaje del mítico personaje a través de la web oficial www.noradsanta.org, donde millones de usuarios de todo el mundo pueden ver en tiempo real cómo el trineo avanza de país en país.
El recorrido comienza tradicionalmente en Nueva Zelanda y Australia, donde anochece antes, para continuar por Asia, África y Europa, y finalizar en América. El sitio web, disponible en nueve idiomas —entre ellos español, inglés, francés, alemán y japonés—, ofrece un mapa interactivo, animaciones, juegos y un contador que muestra cuántos regalos ha repartido Santa en cada momento.
Miles de voluntarios y cientos de miles de llamadas
La experiencia no se limita al entorno digital. Los niños también pueden llamar por teléfono al NORAD para preguntar directamente por la ubicación de Santa Claus. Cerca de 1.000 voluntarios estadounidenses y canadienses se turnan cada año para responder las llamadas desde la base Peterson, en Colorado Springs, sede del comando.
El interés sigue siendo masivo: solo el año pasado se registraron alrededor de 380.000 llamadas. Entre las preguntas más repetidas destaca una inquietud clásica: qué ocurre si los niños están despiertos cuando llega Santa. La respuesta es clara y contundente: Santa Claus solo entrega regalos a los niños que ya están dormidos.
Presidentes y líderes también participan
La tradición está tan arraigada en la cultura estadounidense que incluso figuras políticas de alto nivel se suman al evento. El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, tiene previsto participar atendiendo llamadas de niños, siguiendo el ejemplo de varios de sus predecesores, que también se unieron a los voluntarios del NORAD durante la Nochebuena.
Aunque el tono es festivo, el NORAD asegura que utiliza sistemas reales para “localizar” el trineo de Santa. Entre ellos se encuentra el Sistema de Alerta del Norte, una red de radares de largo alcance que cubre el norte de Canadá y Alaska y que, simbólicamente, detecta el despegue del trineo desde el Polo Norte.
También se emplean satélites infrarrojos capaces de identificar la famosa nariz roja de Rodolfo, cuya señal térmica es comparable, según el NORAD, a la de un misil. Incluso se realizan confirmaciones visuales desde aviones de combate cuando Santa entra en el espacio aéreo norteamericano.
Un objeto volador “totalmente autorizado”
La popularidad del rastreo ha llegado a tal punto que incluso el Pentágono ha tenido que pronunciarse. En 2024, en medio de una oleada de avistamientos de drones en Nueva Jersey, el Departamento de Defensa pidió calma a la población y recordó que, si ve luces rojas y verdes en el cielo en Nochebuena, probablemente se trate del trineo de Santa Claus.
“Es un objeto volador autorizado”, aclararon las autoridades, reforzando así una tradición que combina defensa, tecnología y fantasía, y que cada Navidad vuelve a demostrar que incluso las instituciones militares pueden formar parte de la magia.
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