NoticiasenRed | Noticias en la nueva red internacional

NoticiasEnRed es una plataforma de noticias en línea dedicada a proporcionar información precisa y actualizada a nuestros lectores.

Kyrgios se lleva la «Batalla de los sexos» ante Sabalenka andando y por un doble 6-3

La exhibición entre Aryna Sabalenka y Nick Kyrgios en el Coca-Cola Arena de Dubái, el partido bautizado como «Batalla de los sexos», tuvo poco tenis y las dosis justas de show. Se impuso el australiano por 6-3 y 6-3 en poco más de una hora y eso que jugó andando. «Este evento es realmente impredecible. No sé qué esperar y eso es lo que me encanta porque es la sensación que persigues cuando haces deporte», había asegurado Sabalenka intentando vender el espectáculo.

El caso es que el partido dio de sí lo justo. La curiosidad de que la pista de Sabalenka fuera un 9 por ciento más pequeña –por aquello de que ellas se desplazan un 9 por ciento menos, según estudios científicos– alteró lo mínimo al australiano. Y lo de que sólo hubiera un servicio tampoco cambió el plan de Kyrgios. Con 30 años se le puede considerar poco menos que un exjugador. Está perdido en el ranking (671) y sólo ha jugado cinco partidos en los últimos tres años. El último lo disputó en marzo y su 2026 es una incógnita. Tiene una invitación para participar en el torneo de Brisbane, pero está por ver que confirme su presencia. Kyrgios en realidad jugó andando y le bastó para ceder 6 juegos y resolver el «partido» en un par de sets.

Sabalenka llegaba convencida de la victoria, al menos en sus declaraciones públicas. «Me encanta desafiarme a mí misma y este es un gran desafío, especialmente jugando contra Nick, un tipo que es impredecible y loco. En realidaes un gran entrenamiento para mí y un gran mensaje para las chicas de ahí fuera: espero que vean lo fuerte y dura que soy jugando contra un tío», apostilló la bielorrusa.

Kyrgios respondió diplomáticamente: «He visto rivales bastante temibles en mi época. Estoy bien equipado y sé que Aryna dispone de armas muy potentes». La número uno del mundo dejó detalles, pero sólo eso. Llamó casi más la atención verla bailar la Macarena en un tiempo muerto que sus evoluciones en la pista. Dejó algún buen saque, alguna derecha profunda… insuficiente para ofrecer resistencia a un Kyrgios muy alejado de la élite.

En el segundo set, Sabalenka dominaba por 3-2, pero encajó cuatro juegos seguidos sin que el australiano diera sensación alguna de apretar el acelerador. Con su servicio desaprovechó varias oportunidades para cerrar el partido, pero una vez que se ajustó la gorra y conectó un buen servicio el resto de Sabalenka y se acabó lo que se daba.

Ser la número uno del mundo, haber ganado cuatro «Grand Slams» y dominar el circuito femenino la sirvió de bastante poco más que para encajar una derrota digna ante un rival al que cuesta imaginar compitiendo con seriedad ante cualquier «top 100» de la ATP.

«He venido aquí preparado y listo. Si me conocéis, sabéis lo imprevisible que soy, pero estoy lo mejor preparado posible. Siento que voy a ganar», había comentado Nick. «No he ganado ningún ‘Grand Slam’’, pero he llegado a la final de uno y esto es algo completamente diferente, no sé cómo reaccionarán mi cuerpo o mi mente», aseguró. No hubo sorpresas pese a que el punto fuerte de su juego era la imprevisibilidad. «Ni siquiera yo sé lo que voy a hacer en ciertos momentos», apuntó. Y es que no fue necesaria una versión cercana a la mejor suya. En el sexto capítulo de enfrentamientos entre un hombre y una mujer con una raqueta en la mano volvió a ganar él.

 Hubo poco tenis y algo de circo. Sonaban «Macarena», Las Ketchup o Shakira y lo que pasaba en la «pista» era lo de menos   

La exhibición entre Aryna Sabalenka y Nick Kyrgios en el Coca-Cola Arena de Dubái, el partido bautizado como «Batalla de los sexos», tuvo poco tenis y las dosis justas de show. Se impuso el australiano por 6-3 y 6-3 en poco más de una hora y eso que jugó andando. «Este evento es realmente impredecible. No sé qué esperar y eso es lo que me encanta porque es la sensación que persigues cuando haces deporte», había asegurado Sabalenka intentando vender el espectáculo.

El caso es que el partido dio de sí lo justo. La curiosidad de que la pista de Sabalenka fuera un 9 por ciento más pequeña –por aquello de que ellas se desplazan un 9 por ciento menos, según estudios científicos– alteró lo mínimo al australiano. Y lo de que sólo hubiera un servicio tampoco cambió el plan de Kyrgios. Con 30 años se le puede considerar poco menos que un exjugador. Está perdido en el ranking (671) y sólo ha jugado cinco partidos en los últimos tres años. El último lo disputó en marzo y su 2026 es una incógnita. Tiene una invitación para participar en el torneo de Brisbane, pero está por ver que confirme su presencia. Kyrgios en realidad jugó andando y le bastó para ceder 6 juegos y resolver el «partido» en un par de sets.

Sabalenka llegaba convencida de la victoria, al menos en sus declaraciones públicas. «Me encanta desafiarme a mí misma y este es un gran desafío, especialmente jugando contra Nick, un tipo que es impredecible y loco. En realidaes un gran entrenamiento para mí y un gran mensaje para las chicas de ahí fuera: espero que vean lo fuerte y dura que soy jugando contra un tío», apostilló la bielorrusa.

Kyrgios respondió diplomáticamente: «He visto rivales bastante temibles en mi época. Estoy bien equipado y sé que Aryna dispone de armas muy potentes». La número uno del mundo dejó detalles, pero sólo eso. Llamó casi más la atención verla bailar la Macarena en un tiempo muerto que sus evoluciones en la pista. Dejó algún buen saque, alguna derecha profunda… insuficiente para ofrecer resistencia a un Kyrgios muy alejado de la élite.

En el segundo set, Sabalenka dominaba por 3-2, pero encajó cuatro juegos seguidos sin que el australiano diera sensación alguna de apretar el acelerador. Con su servicio desaprovechó varias oportunidades para cerrar el partido, pero una vez que se ajustó la gorra y conectó un buen servicio el resto de Sabalenka y se acabó lo que se daba.

Ser la número uno del mundo, haber ganado cuatro «Grand Slams» y dominar el circuito femenino la sirvió de bastante poco más que para encajar una derrota digna ante un rival al que cuesta imaginar compitiendo con seriedad ante cualquier «top 100» de la ATP.

«He venido aquí preparado y listo. Si me conocéis, sabéis lo imprevisible que soy, pero estoy lo mejor preparado posible. Siento que voy a ganar», había comentado Nick. «No he ganado ningún ‘Grand Slam’’, pero he llegado a la final de uno y esto es algo completamente diferente, no sé cómo reaccionarán mi cuerpo o mi mente», aseguró. No hubo sorpresas pese a que el punto fuerte de su juego era la imprevisibilidad. «Ni siquiera yo sé lo que voy a hacer en ciertos momentos», apuntó. Y es que no fue necesaria una versión cercana a la mejor suya. En el sexto capítulo de enfrentamientos entre un hombre y una mujer con una raqueta en la mano volvió a ganar él.

 Noticias de Deportes en La Razón