18 de marzo de 2025

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El accidente más sorprendente e impropio de Fernando Alonso

En la Fórmula 1, la lluvia suele traer carreras emocionantes llenas de intensidad, donde los pilotos más experimentados siempre tienen grandes actuaciones. La conducción sobre asfalto mojado aumenta la dificultad en todos los sentidos ya que entran en juego otros factores como la visibilidad, la falta de referencias y una degradación más irregular de neumáticos. Y es mucho peor cuando la lluvia se presenta el día de la carrera sin que en las sesiones previas los pilotos hayan podido probar las condiciones. Es otro mundo. El pasado domingo, el mal tiempo (con lluvia y viento) provocó una carrera repleta de complicaciones para los equipos y sus pilotos. Es decir, los más experimentados tenían una ventana abierta para destacar. Sin embargo, no fue el día de los señalados a triunfar. Entre las «ausencias» más sonoras destacaron las de Leclerc, Alonso, Hamilton, Sainz, Gasly u Ocon, que no estuvieron a la misma altura que otros que debutaban, como el joven de 18 años Kimi Antonelli, que logró en su debut, en un escenario infernal, un magistral cuarto puesto.

El sustituto de Lewis Hamilton en Mercedes, la arriesgada apuesta de Toto Wolff en lugar de fichar a pilotos consagrados que quedaban libres como Carlos Sainz o Esteban Ocon (que perteneció a la academia de la marca alemana), surtió efecto y su talento apareció en una situación muy delicada que supo resolver muy bien, a pesar del pésimo resultado que obtuvo en la clasificación, en la que no pasó de la primera ronda.

El primer «veterano» en caer fue Carlos Sainz, al que un extraño problema en el cambio le hizo trompear e irse contra el muro. Su primera carrera con Williams acabó en la primera vuelta, aunque más tarde, su propio jefe de equipo, James Vowles, agradeció y reconoció al madrileño su ayuda en el apartado de la estrategia para meter en el momento correcto a su compañero Albon en boxes para cambiar neumáticos, algo que se tradujo en un quinto lugar para la escudería inglesa, un resultado con el que no habrían soñado en circunstancias normales. Y esos puntos le reportarán un dinero con el que no contaban…

El «error» más sorprendente fue el que cometió Fernando Alonso. Un accidente impropio del asturiano que fue provocado por el exceso de grava que un piloto que pasó justo antes dejó en la pista en una de las zonas más rápidas y delicadas del trazado de Albert Park. El español estaba «tirando» para meterse en la zona de puntos, pero al entrar en la curva, el exceso de «chinos» que otro piloto había metido en el asfalto le hizo perder el control. Seguramente el coche del español «limpió» la zona y no hubo más incidentes de esa clase. Pero si hay que señalar una mala actuación en Australia esa fue, sin duda, la de Ferrari y sus pilotos, Charles Leclerc y Lewis Hamilton. El rendimiento del monegasco fue errático e incluso llegó a trompear en los momentos finales de la carrera. Acabó octavo y dejando para la historia una frase ridícula, ya que comentó con su ingeniero que había alguna fuga de agua cerca del asiento, a lo que desde la radio le dijeron: «Está lloviendo mucho». También se esperaba bastante más de Hamilton, que debutaba con Ferrari y con su nuevo ingeniero.

 Pilotos como el asturiano, CarlosSainz, Leclerc y Hamilton fallaron en Australia bajo la lluvia, cuando se esperaba mucho más de ellos en condiciones complicadas  

En la Fórmula 1, la lluvia suele traer carreras emocionantes llenas de intensidad, donde los pilotos más experimentados siempre tienen grandes actuaciones. La conducción sobre asfalto mojado aumenta la dificultad en todos los sentidos ya que entran en juego otros factores como la visibilidad, la falta de referencias y una degradación más irregular de neumáticos. Y es mucho peor cuando la lluvia se presenta el día de la carrera sin que en las sesiones previas los pilotos hayan podido probar las condiciones. Es otro mundo. El pasado domingo, el mal tiempo (con lluvia y viento) provocó una carrera repleta de complicaciones para los equipos y sus pilotos. Es decir, los más experimentados tenían una ventana abierta para destacar. Sin embargo, no fue el día de los señalados a triunfar. Entre las «ausencias» más sonoras destacaron las de Leclerc, Alonso, Hamilton, Sainz, Gasly u Ocon, que no estuvieron a la misma altura que otros que debutaban, como el joven de 18 años Kimi Antonelli, que logró en su debut, en un escenario infernal, un magistral cuarto puesto.

El sustituto de Lewis Hamilton en Mercedes, la arriesgada apuesta de Toto Wolff en lugar de fichar a pilotos consagrados que quedaban libres como Carlos Sainz o Esteban Ocon (que perteneció a la academia de la marca alemana), surtió efecto y su talento apareció en una situación muy delicada que supo resolver muy bien, a pesar del pésimo resultado que obtuvo en la clasificación, en la que no pasó de la primera ronda.

El primer «veterano» en caer fue Carlos Sainz, al que un extraño problema en el cambio le hizo trompear e irse contra el muro. Su primera carrera con Williams acabó en la primera vuelta, aunque más tarde, su propio jefe de equipo, James Vowles, agradeció y reconoció al madrileño su ayuda en el apartado de la estrategia para meter en el momento correcto a su compañero Albon en boxes para cambiar neumáticos, algo que se tradujo en un quinto lugar para la escudería inglesa, un resultado con el que no habrían soñado en circunstancias normales. Y esos puntos le reportarán un dinero con el que no contaban…

El «error» más sorprendente fue el que cometió Fernando Alonso. Un accidente impropio del asturiano que fue provocado por el exceso de grava que un piloto que pasó justo antes dejó en la pista en una de las zonas más rápidas y delicadas del trazado de Albert Park. El español estaba «tirando» para meterse en la zona de puntos, pero al entrar en la curva, el exceso de «chinos» que otro piloto había metido en el asfalto le hizo perder el control. Seguramente el coche del español «limpió» la zona y no hubo más incidentes de esa clase. Pero si hay que señalar una mala actuación en Australia esa fue, sin duda, la de Ferrari y sus pilotos, Charles Leclerc y Lewis Hamilton. El rendimiento del monegasco fue errático e incluso llegó a trompear en los momentos finales de la carrera. Acabó octavo y dejando para la historia una frase ridícula, ya que comentó con su ingeniero que había alguna fuga de agua cerca del asiento, a lo que desde la radio le dijeron: «Está lloviendo mucho». También se esperaba bastante más de Hamilton, que debutaba con Ferrari y con su nuevo ingeniero.

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