NoticiasenRed | Noticias en la nueva red internacional

NoticiasEnRed es una plataforma de noticias en línea dedicada a proporcionar información precisa y actualizada a nuestros lectores.

El eco del cometa interestelar 3I/ATLAS, la señal que desconcierta a los astrónomos y activa alertas de la NASA

Un débil pulso de radio procedente de la órbita del cometa 3I/ATLAS ha encendido las alarmas en la comunidad astronómica. Lo que en un principio se interpretó como un simple ruido de fondo podría esconder un patrón demasiado ordenado para ser casual. La señal, detectada mediante desplazamiento Doppler coincidente con la trayectoria del cometa, fue reportado por un grupo internacional de investigadores que aún prefieren mantener el anonimato institucional hasta confirmar los datos.

Según los primeros informes, el pulso se repitió de forma regular durante varias horas, manteniendo una frecuencia que algunos califican de «demasiado coherente para atribuirla únicamente al azar». Otros, sin embargo, llaman a la prudencia. Muchos expertos en radiofrecuencias advierten que estos efectos suelen deberse a ruido cósmico o fallos de calibración, por lo que, sin confirmación independiente, todo sigue siendo pura especulación. La comunidad científica mantiene la cautela: no existe evidencia verificada de transmisión alguna desde 3I/ATLAS, y su composición química coincide con la de los cometas naturales.

Pese a estos radioastrónomos que informan de señales Doppler débiles en frecuencias asociadas a su trayectoria, la NASA, por ahora, ha optado por guardar silencio. La agencia se ha limitado a confirmar que sus equipos «están al tanto de las observaciones» y que los datos «se encuentran bajo revisión». Simultánea y discretamente, la NASA ha activado su protocolo de defensa planetaria tras detectar un comportamiento «inexplicable» en el cometa 3I/ATLAS (C/2025 N1).

Según el boletín MPEC (2025-U142) del Minor Planet Center de Harvard, emitido el 21 de octubre a las 21:08 UT (23:08 CEST), la agencia espacial anunció una «Campaña de Astrometría de Cometas de la IAWN del 27 de noviembre de 2025 al 27 de enero de 2026», centrada en este objeto interestelar. Es la primera vez que un cuerpo procedente del espacio exterior es incluido en una campaña de observación coordinada por la Red Internacional de Alerta de Asteroides (IAWN), una herramienta habitualmente reservada para posibles amenazas reales al planeta.

El organismo reconoció que el 3I/ATLAS está planteando «desafíos únicos» para predecir su trayectoria, debido a sus propiedades anómalas, entre ellas una «anticola», una estela de partículas que apunta hacia el Sol en lugar de alejarse de él. En respuesta, los científicos realizarán un ejercicio global de observación y simulacro para mejorar la detección y seguimiento de objetos potencialmente peligrosos.

Lo cierto es que 3I/ATLAS continúa su viaje, alejándose lentamente del sistema solar. Los próximos meses serán decisivos para confirmar si las ondas detectadas se repiten o fueron un evento aislado. «Todo apunta a que existe una explicación física aún no comprendida, no necesariamente una tecnológica», aclaran fuentes de la ESA, que colaboran en el seguimiento del objeto. Pero la posibilidad de que aquel débil pulso de radio fuera algo más que una casualidad sigue flotando en el aire.

El 3I/ATLAS, un visitante interestelar

El 3I/ATLAS no es un visitante cualquiera, ya que se trata de un cometa interestelar, es decir, un objeto que no se formó en nuestro sistema solar y que viaja a través de él solo una vez antes de regresar al espacio profundo. Fue detectado por primera vez el 1 de julio de 2025 por el sistema de vigilancia ATLAS (Asteroid Terrestrial-Impact Last Alert System), financiado por la NASA y con sede en Chile. Su nombre combina el número 3, que indica que es el tercer objeto interestelar conocido, tras ‘Oumuamua (2017) y 2I/Borisov (2019), y la letra “I”, de interestelar.

Viaja a una velocidad superior a 220.000 kilómetros por hora y su órbita es hiperbólica, lo que significa que no gira alrededor del Sol, sino que lo atraviesa en una trayectoria abierta. Se estima que su núcleo tiene unos cinco kilómetros de diámetro y que su composición es extremadamente inusual: contiene aleaciones de níquel sin rastro de hierro y libera agua en zonas del espacio donde debería estar congelada. Por su rareza y su antigüedad, ya que podría haberse formado hace más de 10.000 millones de años, los astrónomos lo consideran una auténtica «cápsula del tiempo» cósmica, un testigo de las primeras eras de la galaxia.

Así lo indicó un grupo de investigadores liderados por Xabier Pérez Couto, científico del Centro de Investigación en Tecnologías de la Información y las Comunicaciones (CITIC) de la Universidad de A Coruña. «Cada observación de este tipo es como abrir una ventana al pasado del Universo, permitiéndonos examinar directamente la composición y dinámica de materiales formados en entornos estelares distintos al nuestro», señala Couto.

 Muchos expertos en radiofrecuencias advierten que estos efectos suelen deberse a ruido cósmico o fallos de calibración.  

Un débil pulso de radio procedente de la órbita del cometa 3I/ATLAS ha encendido las alarmas en la comunidad astronómica. Lo que en un principio se interpretó como un simple ruido de fondo podría esconder un patrón demasiado ordenado para ser casual. La señal, detectada mediante desplazamiento Doppler coincidente con la trayectoria del cometa,  fue reportado por un grupo internacional de investigadores que aún prefieren mantener el anonimato institucional hasta confirmar los datos.

Según los primeros informes, el pulso se repitió de forma regular durante varias horas, manteniendo una frecuencia que algunos califican de  «demasiado coherente para atribuirla únicamente al azar». Otros, sin embargo, llaman a la prudencia. Muchos expertos en radiofrecuencias advierten que estos efectos suelen deberse a ruido cósmico o fallos de calibración, por lo que, sin confirmación independiente, todo sigue siendo pura especulación. La comunidad científica mantiene la cautela: no existe evidencia verificada de transmisión alguna desde 3I/ATLAS, y su composición química coincide con la de los cometas naturales.

Pese a estos radioastrónomos que informan de señales Doppler débiles en frecuencias asociadas a su trayectoria, la NASA, por ahora, ha optado por guardar silencio. La agencia se ha limitado a confirmar que sus equipos «están al tanto de las observaciones» y que los datos «se encuentran bajo revisión». Simultánea y discretamente, la NASA ha activado su protocolo de defensa planetaria tras detectar un comportamiento «inexplicable» en el cometa 3I/ATLAS (C/2025 N1). 

Según el boletín MPEC (2025-U142) del Minor Planet Center de Harvard, emitido el 21 de octubre a las 21:08 UT (23:08 CEST), la agencia espacial anunció una «Campaña de Astrometría de Cometas de la IAWN del 27 de noviembre de 2025 al 27 de enero de 2026», centrada en este objeto interestelar. Es la primera vez que un cuerpo procedente del espacio exterior es incluido en una campaña de observación coordinada por la Red Internacional de Alerta de Asteroides (IAWN), una herramienta habitualmente reservada para posibles amenazas reales al planeta.

El organismo reconoció que el 3I/ATLAS está planteando «desafíos únicos» para predecir su trayectoria, debido a sus propiedades anómalas, entre ellas una «anticola», una estela de partículas que apunta hacia el Sol en lugar de alejarse de él. En respuesta, los científicos realizarán un ejercicio global de observación y simulacro para mejorar la detección y seguimiento de objetos potencialmente peligrosos. 

Lo cierto es que 3I/ATLAS continúa su viaje, alejándose lentamente del sistema solar. Los próximos meses serán decisivos para confirmar si las ondas detectadas se repiten o fueron un evento aislado. «Todo apunta a que existe una explicación física aún no comprendida, no necesariamente una tecnológica», aclaran fuentes de la ESA, que colaboran en el seguimiento del objeto. Pero la posibilidad de que aquel débil pulso de radio fuera algo más que una casualidad sigue flotando en el aire.

El 3I/ATLAS no es un visitante cualquiera, ya que se trata de un cometa interestelar, es decir, un objeto que no se formó en nuestro sistema solar y que viaja a través de él solo una vez antes de regresar al espacio profundo. Fue detectado por primera vez el 1 de julio de 2025 por el sistema de vigilancia ATLAS (Asteroid Terrestrial-Impact Last Alert System), financiado por la NASA y con sede en Chile. Su nombre combina el número 3, que indica que es el tercer objeto interestelar conocido, tras ‘Oumuamua (2017) y 2I/Borisov (2019), y la letra “I”, de interestelar.

Viaja a una velocidad superior a 220.000 kilómetros por hora y su órbita es hiperbólica, lo que significa que no gira alrededor del Sol, sino que lo atraviesa en una trayectoria abierta. Se estima que su núcleo tiene unos cinco kilómetros de diámetro y que su composición es extremadamente inusual: contiene aleaciones de níquel sin rastro de hierro y libera agua en zonas del espacio donde debería estar congelada. Por su rareza y su antigüedad, ya que podría haberse formado hace más de 10.000 millones de años, los astrónomos lo consideran una auténtica «cápsula del tiempo» cósmica, un testigo de las primeras eras de la galaxia.

Así lo indicó un grupo de investigadores liderados por Xabier Pérez Couto, científico del Centro de Investigación en Tecnologías de la Información y las Comunicaciones (CITIC) de la Universidad de A Coruña. «Cada observación de este tipo es como abrir una ventana al pasado del Universo, permitiéndonos examinar directamente la composición y dinámica de materiales formados en entornos estelares distintos al nuestro», señala Couto.

 20MINUTOS.ES – Ciencia