Antoine Griezmann intentó poner nervioso a Puado. Se quejó de que el balón no estaba exactamente en el punto de penalti. Alberola Rojas, el árbitro, obligó al jugador del Espanyol a que lo recolocara. No se limitó sólo a moverlo. Lo cogió con las dos manos y empezó el ritual de nuevo. Todo ese trajín nada afectó al capitán «perico», que puso la pelota en la escuadra, lejos del alcance de Oblak, que sí había acertado la dirección. Con ese tanto, el equipo catalán empataba a uno, y el marcador ya no se movería más. La pena máxima la hizo Lenglet por un agarrón a Cabrera que se podía haber ahorrado. Se puede discutir por qué se pitan unos y no otros, o cuestiones así, pero el defensa francés no puede quejarse porque estiró la camiseta de su rival como un metro, con la posición perdida.
Una acción así parecía la única manera de que llegaran los goles. En una jugada como esa o en una de fantasía como la que se inventó Azpilicueta en la primera parte. El lateral enganchó según le venía, y sin dejarlo botar, un balón tras un despeje de Kumbulla, y acabó en la misma esquina de la portería. Con 35 años y tras 133 partidos entre Osasuna y el Atlético, el defensa, que sí había marcado en la liga francesa y en la inglesa, se estrenaba en la española. Pero la felicidad se terminó amargando para los del Cholo.
Justo después de ese tanto fue cuando tuvieron el partido más de cara los visitantes. Les envalentonó lograr el primero y se lanzaron a por más. Gallagher, esta vez en una posición más centrada, más natural para él, no abierto a la izquierda, tuvo a continuación la oportunidad más clara, pero el disparo se le fue cruzado. Hasta ese momento, ninguno de los dos equipos conseguía imponerse. No había ocasiones claras. Lo más llamativo fue el choque cabeza con cabeza de Le Normand y Roberto que acabó con el central del Atlético fuera por precaución, por el precedente que ya tuvo este curso con Tchouameni que le tuvo dos meses sin jugar. No se corrió riesgos con él. El delantero del Espanyol sí continuó sobre el césped.
Por Le Normand salió Giménez y en la segunda parte lo hicieron Julián Álvarez y De Paul. El Atlético fue más reconocible, pero antes Simeone quiso dar descanso de arranque a los futbolistas que jugaron con sus selecciones en Suramérica. El calendario del fútbol es ahora mismo inasumible. Si no tardó en sacar a los argentinos fue porque tampoco le gustaba lo que estaba sucediendo. Tras unos buenos minutos de De Paul, que dio algo más de control a los suyos, el Espanyol fue creciendo y cada vez se acercaba más a la meta de Oblak. Presionaba bien y dificultaba el juego de los rojiblancos, pero le faltaba dar algún susto. El más importante lo evitó Llorente, cuando Véliz estaba preparado para rematar.
El empate se lo terminó «regalando» el Atlético, pues el agarrón fue al borde del área grande. Era innecesario. No sucedió mucho más desde ahí. El cansancio entró en juego, se abrió el partido y aparecieron los espacios, pero ninguno de los dos equipos los consiguió aprovechar.
El Atlético no consigue frenar la racha de malos resultados que empezó en la semana anterior al parón de selecciones, y que le hizo quedar eliminado en la Champions y alejarse en LaLiga. El partido del año para los madrileños ahora mismo es el del miércoles contra el Barcelona, la vuelta semifinales de Copa, la opción más realista de conseguir un título.
Espanyol-Atlético: partido de la jornada 29 de LaLiga EA Sports en vivo online
Puado igualó de penalti el gran gol de Azpilicueta
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