El temor arancelario ha vuelto a primera línea rompiendo el optimismo de las Bolsas europeas. Con la vista puesta en el 2 de abril, fecha en la que la administración estadounidense concretará los gravámenes, los inversores han optado por extremar la cautela. A pesar de que el Ibex 35 es uno de los índices menos expuestos a las nuevas tarifas, que tienen en la diana al sector automovilístico, el selectivo español no ha logrado permanecer inmune a la corriente vendedora y ha encadenado este viernes su tercera sesión consecutiva a la baja al ceder un 0,84%. Después de haber llegado a tocar los 13.500 puntos a lo largo semana, el selectivo pelea ahora por sostener los 13.300 tras retroceder un 0,31% en las últimas cinco sesiones.
Los inversores extreman la cautela y buscan refugio en el oro que marca nuevos máximos. El selectivo español recorta un 0,3% en el balance semanal
El temor arancelario ha vuelto a primera línea rompiendo el optimismo de las Bolsas europeas. Con la vista puesta en el 2 de abril, fecha en la que la administración estadounidense concretará los gravámenes, los inversores han optado por extremar la cautela. A pesar de que el Ibex 35 es uno de los índices menos expuestos a las nuevas tarifas, que tienen en la diana al sector automovilístico, el selectivo español no ha logrado permanecer inmune a la corriente vendedora y ha encadenado este viernes su tercera sesión consecutiva a la baja al ceder un 0,84%. Después de haber llegado a tocar los 13.500 puntos a lo largo semana, el selectivo pelea ahora por sostener los 13.300 tras retroceder un 0,31% en las últimas cinco sesiones.
Los descensos han sido generalizados, con la mayoría de los índices del Viejo Continente firmando su peor semana del año. El Dax alemán, que desde comienzos de marzo se ha visto impulsado por las expectativas del plan de estímulos, sufre ahora la fuerte exposición al automovilismo y retrocede un 1,88% en las últimas cinco jornadas. Descenso que alcanza el 1,58% en el Cac francés mientras el Mib italiano baja un 0,76% y el Euro Stoxx 50, un 1,7%. La excepción a esta corriente la representa el Ftse británico, que concluye la semana con un alza del 0,14% gracias al tirón de las cotizadas de consumo básicos, mineras y utilities.
A medida que las políticas proteccionistas suben de tono y aumentan las dudas sobre su efecto en las economías, los gestores aceleran la rotación de carteras. Mientras los inversores deshacen su exposición a firmas de corte cíclico como los bancos y las automovilísticas, aprovechan la liquidez para comprar acciones de perfil más defensivo, con ingresos recurrentes y atractivas rentabilidades de dividendos. Las utilities, el sector europeo más alcista en la semana (3,19%), ganan adeptos. El tirón de firmas como Endesa, Iberdrola, Redeia y Enagás ha ayudado a amortiguar los recortes del sector financiero.
Las caídas no han sido solo cosa de las Bolsas europeas. A media sesión del viernes, el Dow Jones baja un 0,97%; el S&P 500, un 1,25% y el Nasdaq, un 2,56%, en una jornada en la que se ha vuelto a constatar la resistencia que muestran los precios en Estados Unidos. El deflactor del consumo, la medida de inflación preferida por la Reserva Federal, se mantuvo sin cambios en el 2,7% en febrero, en línea con lo esperaban los analistas, mientras el índice subyacente repuntó al 2,8%.
De momento es pronto para comprobar el impacto de las tarifas en los precios, pero las expectativas de inflación a largo plazo siguen subiendo a medida que crece la presión arancelaria y alcanzan ya máximos de 32 años. Mientras crecen las tensiones inflacionistas, el gasto a los consumidores baja y los economistas están empezando a reducir sus expectativas de crecimiento anticipando un consumo más suave y una inversión de capital más limitada. La Fed espera que el PIB avance un 1,7% en 2025, inferior al 2,1% anterior, y el FMI ha señalado esta semana que prevé una desaceleración en la segunda mitad del ejercicio.
Juan José Fernández-Figares, director de inversiones de Link Gestión, apunta que los inversores temen ahora las represalias que puedan adoptar los países afectados por las tarifas impuestas al sector del automóvil. Japón, la UE y Corea del Sur han dejado caer la posibilidad de emprender acciones de este tipo, mientras Trump ha amenazado con una respuesta mucho mayor si Canadá y la UE se alían. “Si el tema tarifas se convierte en una demostración de fuerza entre los políticos, los únicos perjudicados van a ser los consumidores, las empresas y el crecimiento económico global en su conjunto”, afirma el experto.
Los analistas de Bank of America creen que, aunque los datos macroeconómicos siguen siendo ambiguos, las expectativas de crecimiento mundial se han debilitado, algo que empezará a notarse en la segunda mitad de 2025. Según las proyecciones de la entidad estadounidense, Europa mantendrá una expansión moderada en los próximos meses y no será hasta el próximo ejercicio cuando empiecen a notarse los efectos del paquete fiscal de Alemania. “Las acciones europeas se han mantenido prácticamente intactas ante las preocupaciones sobre el crecimiento mundial gracias al programa de Merz, pero las proyecciones de nuestros economistas apuntan a una caída del más el 10% de la renta variable europea a mitad de año”, destacan en su último informe.
Los analistas de Macroyield recuerdan que en la guerra comercial 1.0 los mercados comenzaron a tocar suelo un año después desde el anuncio de los primeros aranceles por parte de Trump. Justo cuando EE UU y China comenzaron las primeras negociaciones. “Las conversaciones ahora ni han comenzado, y el barullo arancelario sigue siendo elevado, por lo que buscar el suelo en este contexto de incertidumbre parece difícil”, afirman.
Las perspectivas de menor crecimiento están acelerando el trasvase de flujos de la renta variable a la deuda. A medida que los inversores compran bonos, las rentabilidades de estos caen y el precio, que evoluciona de forma inversa, sube. El rendimiento del bono español a 10 años baja cinco puntos básicos en la semana, hasta el 3,36% y los títulos alemanes al mismo plazo recortan tres puntos básicos, hasta el 2,7%. Los analistas consideran que posicionarse en base a los erráticos anuncios de Trump es complicado y la opción más segura pasa por activos como la deuda soberana y el oro. El metal amarillo parece que no encuentra techo y tras subir un 2% en la semana marca nuevos máximos en los 3.084 dólares. Desde Franklin Templeton indican que los riesgos geopolíticos, la inestabilidad económica y la volatilidad de la renta variable empujan a los inversores a buscar activos más seguros como el oro. “Las sanciones y la desglobalización del comercio están creando oportunidades para restablecer el oro como moneda alternativa para las transacciones internacionales. Los nuevos motores de la demanda han impulsado al alza los precios del oro, pero creemos que queda margen para más subidas”, sostienen.
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