febrero 2025
L M X J V S D
 12
3456789
10111213141516
17181920212223
2425262728  
15 de febrero de 2025

NoticiasenRed | Noticias en la nueva red internacional

NoticiasEnRed es una plataforma de noticias en línea dedicada a proporcionar información precisa y actualizada a nuestros lectores.

El Real Madrid se divierte contra el Salzburgo (5-1)

En una Champions que ha sido un sufrimiento, por fin el Real Madrid se dio una alegría contra un débil Salzburgo, desarbolado en cuanto el actual campeón empezó a correr, Bellingham a hacer virguerías y los de arriba a marcar. Llega enero y llega, por tanto, la hora de estar finos en la competición que mejor se maneja. Disfrutó el equipo y se alegró la afición, que ve que el primer objetivo, el de clasificarse, ya está cerrado y se podría intentar, en Francia la semana que viene, alcanzar el octavo puesto. No es fácil, pero tampoco imposible.

El Salzburgo aguantó lo que tardó el Real Madrid en marcar el primer tanto y dejar claro al equipo austríaco que quizá pueda tener dudas contra rivales poderosos, pero que, en este momento, es un rodillo contra los demás. En estos partidos, la debilidad defensiva no se nota (menos cuando el relax del final permitió el tanto en contra) y el arrollador ataque no encuentra barreras. Ni siquiera hace falta ser especialmente brillante: los goles van cayendo como un destino ya escrito.

El objetivo máximo del rival era aguantar el mayor tiempo posible sin recibir un gol, y a eso se dedicó. Salió dispuesto, consiguió que el Madrid no corriera, incluso que se aburriera un poco, pero nunca dejó de sentirse la presa a la que ponen a correr mientras los cazadores van cargando las escopetas, contándose sus cosas, quitándose el frío, echándose un cigarro y poniéndose a ello.

Y cuando los cazadores del equipo de Ancelotti se ponen a ello, hay que ser muy fiable y estar muy seguro para pararlos. Y el Salzburgo no tiene ninguna de las dos virtudes.

Fue Rodrygo, que pasa por un momento de inspiración, quien abrió el partido en una jugada que se va a ver más veces: corrió Mbappé, pasó Vinicius, la tocó Bellingham y remató el brasileño. Cuando está así, de dulce, es un futbolista determinante, aunque sea desde la derecha, un lugar que hace que su nivel baje varias escalas.

Rodrygo marca, Vinicius se apunta a la fiesta, Mbappé demuestra que no da un balón por perdido, pero el que enamora al Bernabéu es Bellingham, que trae a la memoria los mejores momentos de Zidane, esa pelea contra la física por la que parece irreal tener esa habilidad con la pelota con ese cuerpo. Bellingham se muere varias veces durante el partido, cuando tiene que subir y bajar, pero antes va dejando perlas de esas que hacen brotar una exclamación común e inconsciente en el público. Primero fue el pase del segundo tanto a Rodrygo, una maravilla de tacón que nadie se esperaba; y después fue dejando gotas de su fútbol por aquí y por allá: un control de tacón, una recuperación o una jugada de varios regates. No hay nadie en el once blanco con tanta elegancia.

El partido se puso tan de cara que el Madrid jugó sin prisa y sin ningún miedo. Está aprovechando el calendario para tomar impulso y arreglar lo que se pudo romper en el último Clásico. Hay una cosa clara: el sistema, al menos hasta que lleguen los picos altos de la temporada, es el que es: un 4-2-4, porque el equipo acaba así casi siempre. El desequilibrio es evidente y, por ahora, irrenunciable. Pueden cambiar los nombres, pero no se toca el dibujo.

Cambiaron los nombres porque Valverde fue lateral derecho, con el impulso de siempre, y luego acabó el partido ahí Asencio, para que Alaba siguiera sumando minutos de recuperación. Fue al final cuando marcó el Salzburgo.

Antes, Mbappé había peleado, al estilo Benzema, un gol al portero rival, y después Vini había marcado dos tantos muy suyos: al hueco, a correr y a ir dejando atrás futbolistas. Esa es una versión de Vini, pero, por sanción, no estará en el próximo partido de LaLiga ni en el de Champions. Su otra versión.

Última hora Real Madrid – Salzburgo, en directo hoy: jornada 7 Champions League, en vivo

 El conjunto blanco jugó por fin un partido tranquilo en la Champions y goleó sin problemas a un débil rival  

En una Champions que ha sido un sufrimiento, por fin el Real Madrid se dio una alegría contra un débil Salzburgo, desarbolado en cuanto el actual campeón empezó a correr, Bellingham a hacer virguerías y los de arriba a marcar. Llega enero y llega, por tanto, la hora de estar finos en la competición que mejor se maneja. Disfrutó el equipo y se alegró la afición, que ve que el primer objetivo, el de clasificarse, ya está cerrado y se podría intentar, en Francia la semana que viene, alcanzar el octavo puesto. No es fácil, pero tampoco imposible.

El Salzburgo aguantó lo que tardó el Real Madrid en marcar el primer tanto y dejar claro al equipo austríaco que quizá pueda tener dudas contra rivales poderosos, pero que, en este momento, es un rodillo contra los demás. En estos partidos, la debilidad defensiva no se nota (menos cuando el relax del final permitió el tanto en contra) y el arrollador ataque no encuentra barreras. Ni siquiera hace falta ser especialmente brillante: los goles van cayendo como un destino ya escrito.

El objetivo máximo del rival era aguantar el mayor tiempo posible sin recibir un gol, y a eso se dedicó. Salió dispuesto, consiguió que el Madrid no corriera, incluso que se aburriera un poco, pero nunca dejó de sentirse la presa a la que ponen a correr mientras los cazadores van cargando las escopetas, contándose sus cosas, quitándose el frío, echándose un cigarro y poniéndose a ello.

Y cuando los cazadores del equipo de Ancelotti se ponen a ello, hay que ser muy fiable y estar muy seguro para pararlos. Y el Salzburgo no tiene ninguna de las dos virtudes.

Fue Rodrygo, que pasa por un momento de inspiración, quien abrió el partido en una jugada que se va a ver más veces: corrió Mbappé, pasó Vinicius, la tocó Bellingham y remató el brasileño. Cuando está así, de dulce, es un futbolista determinante, aunque sea desde la derecha, un lugar que hace que su nivel baje varias escalas.

Rodrygo marca, Vinicius se apunta a la fiesta, Mbappé demuestra que no da un balón por perdido, pero el que enamora al Bernabéu es Bellingham, que trae a la memoria los mejores momentos de Zidane, esa pelea contra la física por la que parece irreal tener esa habilidad con la pelota con ese cuerpo. Bellingham se muere varias veces durante el partido, cuando tiene que subir y bajar, pero antes va dejando perlas de esas que hacen brotar una exclamación común e inconsciente en el público. Primero fue el pase del segundo tanto a Rodrygo, una maravilla de tacón que nadie se esperaba; y después fue dejando gotas de su fútbol por aquí y por allá: un control de tacón, una recuperación o una jugada de varios regates. No hay nadie en el once blanco con tanta elegancia.

El partido se puso tan de cara que el Madrid jugó sin prisa y sin ningún miedo. Está aprovechando el calendario para tomar impulso y arreglar lo que se pudo romper en el último Clásico. Hay una cosa clara: el sistema, al menos hasta que lleguen los picos altos de la temporada, es el que es: un 4-2-4, porque el equipo acaba así casi siempre. El desequilibrio es evidente y, por ahora, irrenunciable. Pueden cambiar los nombres, pero no se toca el dibujo.

Cambiaron los nombres porque Valverde fue lateral derecho, con el impulso de siempre, y luego acabó el partido ahí Asencio, para que Alaba siguiera sumando minutos de recuperación. Fue al final cuando marcó el Salzburgo.

Antes, Mbappé había peleado, al estilo Benzema, un gol al portero rival, y después Vini había marcado dos tantos muy suyos: al hueco, a correr y a ir dejando atrás futbolistas. Esa es una versión de Vini, pero, por sanción, no estará en el próximo partido de LaLiga ni en el de Champions. Su otra versión.

 Noticias de Deportes en La Razón