A punto de finalizar el mes y con todas las subastas de febrero previstas en el calendario ya ejecutadas, el Tesoro aprovecha la calma tensa que impera en el mercado para seguir ejecutando el programa de financiación. Después del éxito logrado en la emisión sindicada de enero, en que colocó 15.000 millones de euros a diez años con peticiones por más de 139.000 millones, el listón está alto, pero esto no le intimida. Las operaciones sindicadas, que son aquellas en las que el Tesoro contrata a un ejército de bancos para colocar la deuda directamente entre los inversores, se caracterizan por vender deuda a más largo plazo. Y hoy el Tesoro ha colocado 7.000 millones de euros a un plazo de 15 años después de registrar un volumen de peticiones superior a los 93.000 millones de euros.
En la anterior emisión sindicada a ese plazo, celebrada hace dos años, la demanda alcanzó los 30.000 millones
A punto de finalizar el mes y con todas las subastas de febrero previstas en el calendario ya ejecutadas, el Tesoro aprovecha la calma tensa que impera en el mercado para seguir ejecutando el programa de financiación Después del éxito logrado en la emisión sindicada de enero, el listón está alto, pero esto no le intimida. Las operaciones sindicadas, que son aquellas en las que el Tesoro contrata a un ejército de bancos para colocar la deuda directamente entre los inversores, se caracterizan por vender deuda a más largo plazo. Mientras que en enero y junio se coloca deuda a 10 años, en las emisiones de febrero los vencimientos oscilan entre los 15 y 30 años. Después de que el pasado el Tesoro vendiera 6.000 millones en deuda 30 años, la primera operación desde tipo desde antes del inicio de la subida de las tasas, en la de este martes el plazo se reduce a los 15 años. La nueva deuda vence el 31 de enero de 2041.
El apetito por la deuda española se mantiene intacto y contribuye a rebajar el precio. La operación partía con un diferencial de 11 puntos básicos sobre la referencia española a 15 años y minutos después de ponerse en marcha ha caído a los nueve puntos básicos. La demanda ha pasado de los 65.000 millones a los 89.000 millones. En la última emisión a 15 años celebrada en febrero de 2023, las órdenes de compra superaron los 30.000 millones de euros. La operación ha sido encargada a los bancos de inversión Barclays, Crédit Agricole, Goldman Sachs, HSBC, Nomura y Société Générale.
La emisión de este martes coincide con el reciente repunte de las rentabilidades de la deuda en la zona euro. Las exigencias de EE UU para que Europa aumente el gasto en defensa ha llevado al mercado a especular con la idea de mayores emisiones de deuda. La fórmula que finalmente se empleará sigue estando en el aire, pero son varios los países los que apuestan por la emisión de deuda conjunta a imagen y semejanza de lo efectuado durante la crisis de la pandemia. A nivel doméstico, la sindicada de febrero se produce en un momento en el que el Gobierno propone con la condonación de 83.252 millones de deuda a las comunidades autónomas.
El ruido no pasa factura al apetito por la deuda española. A la demanda récord de 139.000 millones registrada en emisión de comienzos de año se suma la caída que ha experimentado la prima de riesgo en los últimos 12 meses. El diferencial entre la deuda española a 10 años y la alemana al mismo plazo ha pasado de los 99 puntos básicos que registraba en enero de 2024 a los 62 actuales, inferior también a los 73 puntos básicos de la francesa, antaño uno de los países catalogados como seguros. La rebaja de tipos y la buena marcha de la economía española está siendo puesta en valor por los inversores. Después de cerrar 2024 con un crecimiento del 3,2%, las proyecciones de los organismo nacionales e internacionales apuntan a que este buena racha se mantendrá los próximos meses. A la espera de comprobar el impacto de las políticas proteccionistas, el pasado noviembre la Comisión Europea revisó al alza el crecimiento para los próximos meses y prevé un crecimiento del 2,3% este año, por encima del 1,3% que estima para el conjunto de la zona euro.
Para el conjunto de 2025 el Tesoro prevé una emisión neta de 60.000 millones de euros, superior a los 55.000 millones del pasado ejercicio. El incremento tiene su origen en las ayudas para la reconstrucción del desastre generado por la dana el pasado octubre. Junto a la ayuda a los damnificados, el Tesoro busca contar con un colchón que le permita reaccionar a posibles imprevistos, como por ejemplo el cumplir con las exigencias de aumentar el gasto en defensa
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