La opa del BBVA al Banco Sabadell evoluciona ajena a las treguas que fija el calendario: el BBVA eligió un 1 de mayo para hacer pública la oferta que había remitido al Sabadell para abordar una fusión; el Gobierno anunció un endurecimiento de las condiciones en plena festividad de Sant Joan, fecha de poco meneo en Cataluña y reservada para el resarcimiento postverbena, y ahora el banco catalán cita a sus accionistas a una junta prevista para el 6 de agosto en Sabadell. La llamada a filas en medio del parón estival persigue validar la venta de la filial británica TSB al Banco Santander por 3.100 millones de euros. Una maniobra que el Sabadell desvincula de la opa —“no es ningún escudo”, asegura el consejero delegado César González-Bueno—, pero que ha zarandeado el tablero donde se juega la disputa bancaria y necesita refrendarse mediante el voto de los accionistas. Con la exigencia, fijada por ley, de que haya un quórum mínimo de asistentes.
La venta de la filial británica TSB queda a expensas de una junta extraordinaria convocada en medio del parón estival
La opa del BBVA al Banco Sabadell evoluciona ajena a las treguas que fija el calendario: el BBVA eligió un 1 de mayo para hacer pública la oferta que había remitido al Sabadell para abordar una fusión; el Gobierno anunció un endurecimiento de las condiciones en plena festividad de Sant Joan, fecha de poco meneo en Cataluña y reservada para el resarcimiento postverbena, y ahora el banco catalán cita a sus accionistas a una junta prevista para el 6 de agosto en Sabadell. La llamada a filas en medio del parón estival persigue validar la venta de la filial británica TSB al Banco Santander por 3.100 millones de euros. Una maniobra que el Sabadell desvincula de la opa —“no es ningún escudo”, asegura el consejero delegado César González-Bueno—, pero que ha zarandeado el tablero donde se juega la disputa bancaria y necesita refrendarse mediante el voto de los accionistas. Con la exigencia, fijada por ley, de que haya un quórum mínimo de asistentes.
González-Bueno, en una comparecencia realizada este miércoles desde Sant Cugat del Vallès, se esforzó en negar que la venta de TSB sea una medida para repeler la opa del BBVA. “Lo hemos hecho porque hemos visto una oportunidad para generar valor para nuestros accionistas”, detalló, al tiempo que defendía que “también es una fantástica operación para el Banco Santander”. La alianza circunstancial entre Sabadell y Santander no está pensada para golpear al rival vasco, defendió González-Bueno. “La motivación es la creación de valor, no hay que buscar ninguna otra motivación”, alegó, y echó balones fuera cuando se le preguntó quién inició el flirteo. Se trata de una cuestión “irrelevante”, dijo, e insistió en que el banco vallesano no ha infringido el deber de pasividad al que está sujeto mientras dure el proceso de opa. También afirmó que el proceso de venta se inició por las ofertas recibidas de los potenciales inversores.
Pese al medido relato oficial, en la sala de mandos del Sabadell se impone la idea de que desprenderse de TSB supone un punto de inflexión en el proceso de opa porque encarece la factura para el BBVA. “El Sabadell está más fuera del rango del valor que ha establecido el BBVA”, destacó el mismo González-Bueno. Los ingresos que procura la venta de TSB suponen un volquete de artillería para contrarrestar la ofensiva del BBVA, pero hace falta desplegarla con el apoyo de los accionistas. La convocatoria de la junta del 6 de agosto es el trámite pendiente.
La ley de sociedades anónimas prevé, en su artículo 103, que para que la Junta general ordinaria o extraordinaria pueda abordar una serie de acciones, tales como acordar válidamente la emisión de obligaciones, el aumento o la reducción del capital, la transformación, fusión, o escisión de la sociedad y, en general, cualquier modificación de los Estatutos sociales, será necesaria, en primera convocatoria, “la concurrencia de accionistas presentes o representados que posean, al menos, el 50% del capital suscrito con derecho a voto”. En segunda convocatoria será suficiente la concurrencia del 25% de dicho capital.
El Banco Sabadell no prevé sustos, pese a que una junta de accionistas en pleno agosto en Sabadell no invita a pensar en una gran movilización. Lejos queda el aliciente que generó, el pasado mes de marzo, la junta de accionistas que se celebró también en Sabadell. Entonces, se alcanzó un 70% de quórum, entre los votos presenciales y los delegados (estos son siempre una amplia mayoría). Fueron 1.000 personas las que acudieron a la cita y cerraron con una ovación, de pie, la intervención inaugural de Josep Oliu, el presidente del banco. Aquello supuso la puesta en escena del retorno a Cataluña de la sede de la entidad, tras siete años en Alicante, donde el banco trasladó su sede en 2017 para huir de las turbulencias del procés.
Oliu ha destacado que la venta de TSB es beneficiosa para la entidad catalana y sus accionistas: “Supone una fuerte creación de valor, que permitirá repartir un dividendo extraordinario y, al tiempo, mantener nuestro nivel de capital por encima del 13%“. En un comunicado interno Oliu detalla que ”si la Junta General la aprueba, se llevará a cabo aunque la opa decaiga”.
El cierre de la operación de venta de TSB está previsto para el primer trimestre de 2026 y el Sabadell defiende que gracias a la creación de valor que genera la transacción se propondrá el pago de un dividendo extraordinario en efectivo de 50 céntimos de euro por acción, equivalentes a aproximadamente 2.500 millones de euros.
El ministro de Economía, Carlos Cuerpo, pidió este miércoles “respeto y prudencia” para la opa lanzada por el BBVA sobre Banco Sabadell en un momento en que los actores privados “están por decidirse”. El pleno del Parlament aprobó también este miércoles una resolución que exige al Gobierno que deniegue la autorización de la opa del BBVA. La iniciativa, presentada por ERC, prosperó con los votos a favor de Junts, ERC, Comuns, CUP y Aliança Catalana, mientras que el PSC se abstuvo y el PP y Vox votaron en contra.
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