Las grandes ciudades son un foco de oportunidades y un motor de crecimiento e innovación, por lo que atraen cada vez más y más población. Sin embargo la aglomeración urbana convierte a estas metrópolis en los principales emisores de gases de efecto invernadero. El tráfico rodado es responsable de buena parte de esta contaminación, pero son los edificios y la actividad diaria en su interior los que generan más polución en los centros urbanos, debido al elevado consumo de energía para la climatización y la tecnificación de hogares y negocios.
Bonos verdes para seguir creciendo
El CEO de Visalia, Pablo Abejas, quiere situar a la compañía “como el mayor productor de energía renovable en tejados de España, que no es muy difícil porque los demás lo que hacen es cómpramelo y yo te lo gestiono”. Para financiar el despliegue necesario de las instalaciones, la empresa ha puesto en marcha un programa de 100 millones de euros en bonos verdes. “Hemos hecho un planteamiento de 100 millones que para un operador modesto como nosotros es una cifra potentísima. Y ya hemos levantado 24,2 millones. Ya estamos desarrollando tejados por valor de esos casi 25 millones. Yo creo que habremos terminado abril y nos los habremos gastado”, recalca. “Afortunadamente, podremos acudir otra vez al mercado, a nuestros inversores, para mostrarles lo que hemos construido, aquí está nuestra rentabilidad. 150 instalaciones en dos años es una cifra potente, que no es fácil para un operador modesto”, remarca.
Clarity AI, compañía de tecnología de analítica de datos de sostenibilidad, ha llevado a cabo la evaluación completa basada en criterios ESG (ambientales, sociales y de gobernanza) que respalda el programa de emisión de bonos verdes por 100 millones de euros a 5 años emitido en el MARF. Así, a enero de 2025, la puntuación de riesgo ESG de Visalia Energía SL se situaba en 81 sobre 100, lo que ofrece a los inversores información relevante sobre su estrategia de sostenibilidad y rendimiento.
Visalia lanza la iniciativa Ciudades Sin para convertir los tejados de las ciudades en instalaciones fotovoltaicas. La compañía es la que invierte en la infraestructura y la que gestiona la distribución
Las grandes ciudades son un foco de oportunidades y un motor de crecimiento e innovación, por lo que atraen cada vez más y más población. Sin embargo la aglomeración urbana convierte a estas metrópolis en los principales emisores de gases de efecto invernadero. El tráfico rodado es responsable de buena parte de esta contaminación, pero son los edificios y la actividad diaria en su interior los que generan más polución en los centros urbanos, debido al elevado consumo de energía para la climatización y la tecnificación de hogares y negocios.
El uso de energías renovables se revela como una medida clave para paliar los efectos nocivos de la contaminación en las ciudades, con la formación de comunidades energéticas. Estas se construyen sobre el concepto del autoconsumo energético local en torno a los tejados y azoteas de edificios en los que se instalan paneles fotovoltaicos que convierten la radiación solar en energía eléctrica. Y la electricidad así generada se distribuye luego a hogares o negocios cercanos.
Frente a la práctica común en la constitución de comunidades energéticas, donde son los propios vecinos quienes realizan la inversión de la infraestructura y luego es una operadora eléctrica la que gestiona la distribución, la compañía Visalia propone un cambio de paradigma a través de su iniciativa Ciudades Sin. Aquí es la propia compañía eléctrica la que realiza y financia la instalación de paneles. Los vecinos solo ceden los tejados, a cambio de un alquiler, y se benefician de un precio de la electricidad más competitivo.
Pablo Abejas, CEO de Visalia, asegura que “los operadores del mercado energético tenemos un papel preponderante en este asunto. Y nosotros hemos tomado una decisión de inversión propia. Una comunidad energética que no es operador es una comunidad de propietarios que se gasta el dinero y que lo comparte con vecinos. Esto está bien, pero no es verdaderamente rentable. Porque tú no eres operador, tú no tienes más energía, tú no tienes más clientes. Yo tengo necesidades obvias de aprovisionamiento de energía para todos mis clientes. Para mis casi 120.000 clientes”.
Y continúa: “Por lo tanto, cédeme el tejado, deja que yo haga la inversión, déjame que yo te pague un alquiler por ese tejado, reduciendo tus costes, como comunidad, como industria próxima, como local… Déjame que te haga cliente, dame un poquito de la energía que está ahí arriba y te dé el precio más competitivo que haya en el mercado”.
El precio más barato
Visalia, afirma Abejas, tiene el compromiso de ofrecer, por contrato, el precio más barato, de modo que si un competidor oferta en firme un precio más competitivo, tiene la obligación de igualarlo y reducirlo un 10%. “Con respecto al precio del mercado actual, el precio de venta al cliente final está en torno a 70-80 euros por MW, con coste, peaje… Pues nosotros estamos en 60. A un consumo de un bar, igual son 500, 600 euros al año. Yo le estoy reduciendo el coste energético y él sigue pagando sus facturas. No tiene que hacer nada especial”, ilustra Abejas.
El CEO de Visalia cree que “los incumbentes [operadores dominantes] “deberían empezar a jugar de esta manera”. “Y esto colabora significativamente con reducir el coste energético de las ciudades. Poder, por lo tanto, empezar a poner puntos de recarga, porque haya potencia disponible”. Y de este modo poder aumentar el interés por el coche eléctrico y reducir la contaminación en las ciudades.
Sin embargo, el modelo no alcanza toda su velocidad de desarrollo debido a impedimentos burocráticos, señala Abejas, con lo que se muestra muy crítico. “En nuestra zona de distribución, nosotros somos los que damos acceso a esas instalaciones y las adecuamos para poder producir esa energía y vamos muy deprisa. Fuera de nuestra zona de distribución, el operador colabora lenta y burocráticamente. Y eso dificulta la velocidad de la transición, la velocidad de la inversión”, lamenta. La zona de distribución de la compañía está en Alcarràs (Lleida), donde cuenta con cerca de 18.000 clientes. “Los trámites burocráticos para que un operador invierta en una instalación fotovoltaica en un tejado son un absoluto disparate y nadie toma las medidas oportunas. Como las trabas son tantas, empiezo por pequeñas instalaciones de 100 kW pico, 50 kW pico, de tal manera que vayan deprisa. Porque lo más importante es empezar. Las instalaciones no dan para los 2 km [distancia máxima a la que pueden llegar estas instalaciones], pero nuestro objetivo es ir poniendo constantemente instalaciones para ir cubriendo la mayor cantidad posible de clientes”.
El CEO considera que su compañía “es una rara avis porque tocamos fibra, gasóleo, electricidad, gas, paneles, pero a la misma vez también distribuimos energía, fabricamos energía y la vendemos. Estamos en la vertical y en la horizontal”. “Alimento edificios a 2.300 metros de altitud que tienen una caldera de gasoil. Yo entiendo que el mundo no puede poner gasoil de manera masiva, pero cerrar eso y congelar a esas familias es un disparate”. “No entiendo una transición sostenible si no es social”, subraya.
Bonos verdes para seguir creciendo
El CEO de Visalia, Pablo Abejas, quiere situar a la compañía “como el mayor productor de energía renovable en tejados de España, que no es muy difícil porque los demás lo que hacen es cómpramelo y yo te lo gestiono”. Para financiar el despliegue necesario de las instalaciones, la empresa ha puesto en marcha un programa de 100 millones de euros en bonos verdes. “Hemos hecho un planteamiento de 100 millones que para un operador modesto como nosotros es una cifra potentísima. Y ya hemos levantado 24,2 millones. Ya estamos desarrollando tejados por valor de esos casi 25 millones. Yo creo que habremos terminado abril y nos los habremos gastado”, recalca. “Afortunadamente, podremos acudir otra vez al mercado, a nuestros inversores, para mostrarles lo que hemos construido, aquí está nuestra rentabilidad. 150 instalaciones en dos años es una cifra potente, que no es fácil para un operador modesto”, remarca.
Clarity AI, compañía de tecnología de analítica de datos de sostenibilidad, ha llevado a cabo la evaluación completa basada en criterios ESG (ambientales, sociales y de gobernanza) que respalda el programa de emisión de bonos verdes por 100 millones de euros a 5 años emitido en el MARF. Así, a enero de 2025, la puntuación de riesgo ESG de Visalia Energía SL se situaba en 81 sobre 100, lo que ofrece a los inversores información relevante sobre su estrategia de sostenibilidad y rendimiento.
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