Como si tuviese que pasar el jet lag tras los viajes de los partidos internacionales, el Real Madrid dejó pasar la primera parte contra el Leganés y solo empezó a ganar el encuentro ya en la segunda mitad y cuando tenía el marcador en contra. Nada le es fácil a este Madrid, que va a necesitar un punto más de intensidad en los partidos que vienen a partir de ahora. Contra el Leganés se salvó por los pelos, por un buen arranque, corto pero intenso, en la segunda mitad y por Mbappé.
Es verdad que era un encuentro complicado por el cansancio de los viajes, y por eso Vinicius, Rodrygo y Valverde, los tres que apenas tuvieron tiempo para entrenar esta semana por sus partidos en Sudamérica, empezaron en el banquillo y solo salieron en la segunda mitad para dar otra velocidad a un Madrid al que le costó mucho cambiar de marcha. De eso se aprovechó el Leganés.
El Leganés mata en sus transiciones
El equipo de Borja Jiménez hizo lo mismo que contra el Atlético y contra el Barcelona, y estuvo a puntito de obtener de nuevo un buen resultado. Le remontó un gol al Madrid, y cada vez que recibió un tanto, se fabricó una ocasión para igualar el partido. Eso dijo muy poco de la defensa de los de Ancelotti, otra vez con poca contundencia cuando tenía que marcar territorio. El Leganés no necesitó llegar mucho para hacer daño; le bastó con hacerlo en un par de ocasiones para irse al descanso con dos goles marcados y solo uno en contra.
El tanto del Madrid había llegado antes. El dominio de los locales era total, pero insípido. Como tantas veces esta temporada, era un dominio sin pasión y sin rapidez, con una especie de desgana, como si pensaran que «ya llegará la ocasión». Güler y Brahim acompañaban a Modric y Camavinga en el centro del campo, sin conseguir dar personalidad al equipo. Se ha hablado tanto del joven futbolista turco cuando las cosas iban mal que cada vez que juega se esperan cosas que no está claro que pueda dar. Hasta ahora, en el Real Madrid, Güler es un conjunto de promesas no cumplidas. Cuando tiene el balón, sí da la impresión de que puede hacer cosas que otros ni imaginan, pero su paso por los partidos, como el del Leganés, es leve, insustancial, no de un futbolista que tiene que morder, porque la competencia por minutos es terrible.
Penalti para el Real Madrid
El Leganés no sufrió, y si el Madrid se adelantó fue porque el colegiado pitó un penalti que no era. Mbappé no perdonó y, en teoría, el partido se ponía cuesta abajo y casi resuelto contra un equipo que está luchando por escapar del descenso.
No dio tiempo a hacer esos cálculos, a imaginar que el partido se abriese, a disfrutar un poco, pues hasta ese momento el tedio mandaba más que la alegría. No dio tiempo porque el Leganés hizo lo que mejor hace: una transición rápida y un gol que dejó helado a un estadio que casi no había tenido tiempo de celebrar el tanto de los suyos.
Fue peor, porque poco después, los de Borja Jiménez llevaron a la excelencia su plan con otra jugada rápida por la derecha, que ni Asencio ni nadie supo detener. Con Lucas Vázquez en un lado y Fran García en otro, ambos siempre generosos en su esfuerzo, el Madrid da la impresión de ser un equipo débil atrás. Y los rivales lo aprovechan.
Mejor tras el descanso
Al menos el descanso sirvió para que los futbolistas blancos entendieran que, o cambiaban el ritmo cardíaco, o no había nada que hacer. Los mejores minutos del partido llegaron nada más comenzar la segunda mitad, con el equipo impulsado por un Bellingham que no termina de alcanzar una ansiada regularidad, pero que continúa con el hambre de siempre: se inventó un remate desde lejos y, tras varios rechaces extraños, la pelota acabó rematándola de nuevo Bellingham.
No siguió el Real Madrid por ese camino. No fue a las bravas, sino que volvió a pararse, otra vez sin prisa, quizá convencido de que el gol iba a llegar antes o después, quizá reservando fuerzas. El caso es que desaprovechó el momento psicológico de empatar un partido que iba perdiendo y en el que el rival debe sentir el miedo que da el Bernabéu cuando huele la sangre.
No pasó: Ancelotti quiso alterar el ritmo monótono con Rodrygo, el mejor de los suplentes, Vinicius y después Valverde, para que fuera lateral derecho. Una falta a Rodrygo acabó en un gol de Mbappé, al que el Madrid se agarra en los peores momentos para ir pasando episodios hasta llegar al nudo de la trama.
Dice mucho del Leganés que acabase con alguna ocasión en el área del Real Madrid. No se rindió ni dejó de dar la cara, pese a todo.
Real Madrid-Leganés: partido de la jornada 29 de LaLiga EA Sport en vivo online
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Fútbol
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Como si tuviese que pasar el jet lag tras los viajes de los partidos internacionales, el Real Madrid dejó pasar la primera parte contra el Leganés y solo empezó a ganar el encuentro ya en la segunda mitad y cuando tenía el marcador en contra. Nada le es fácil a este Madrid, que va a necesitar un punto más de intensidad en los partidos que vienen a partir de ahora. Contra el Leganés se salvó por los pelos, por un buen arranque, corto pero intenso, en la segunda mitad y por Mbappé.
Es verdad que era un encuentro complicado por el cansancio de los viajes, y por eso Vinicius, Rodrygo y Valverde, los tres que apenas tuvieron tiempo para entrenar esta semana por sus partidos en Sudamérica, empezaron en el banquillo y solo salieron en la segunda mitad para dar otra velocidad a un Madrid al que le costó mucho cambiar de marcha. De eso se aprovechó el Leganés.
El Leganés mata en sus transiciones
El equipo de Borja Jiménez hizo lo mismo que contra el Atlético y contra el Barcelona, y estuvo a puntito de obtener de nuevo un buen resultado. Le remontó un gol al Madrid, y cada vez que recibió un tanto, se fabricó una ocasión para igualar el partido. Eso dijo muy poco de la defensa de los de Ancelotti, otra vez con poca contundencia cuando tenía que marcar territorio. El Leganés no necesitó llegar mucho para hacer daño; le bastó con hacerlo en un par de ocasiones para irse al descanso con dos goles marcados y solo uno en contra.
El tanto del Madrid había llegado antes. El dominio de los locales era total, pero insípido. Como tantas veces esta temporada, era un dominio sin pasión y sin rapidez, con una especie de desgana, como si pensaran que «ya llegará la ocasión». Güler y Brahim acompañaban a Modric y Camavinga en el centro del campo, sin conseguir dar personalidad al equipo. Se ha hablado tanto del joven futbolista turco cuando las cosas iban mal que cada vez que juega se esperan cosas que no está claro que pueda dar. Hasta ahora, en el Real Madrid, Güler es un conjunto de promesas no cumplidas. Cuando tiene el balón, sí da la impresión de que puede hacer cosas que otros ni imaginan, pero su paso por los partidos, como el del Leganés, es leve, insustancial, no de un futbolista que tiene que morder, porque la competencia por minutos es terrible.
Penalti para el Real Madrid
El Leganés no sufrió, y si el Madrid se adelantó fue porque el colegiado pitó un penalti que no era. Mbappé no perdonó y, en teoría, el partido se ponía cuesta abajo y casi resuelto contra un equipo que está luchando por escapar del descenso.
No dio tiempo a hacer esos cálculos, a imaginar que el partido se abriese, a disfrutar un poco, pues hasta ese momento el tedio mandaba más que la alegría. No dio tiempo porque el Leganés hizo lo que mejor hace: una transición rápida y un gol que dejó helado a un estadio que casi no había tenido tiempo de celebrar el tanto de los suyos.
Fue peor, porque poco después, los de Borja Jiménez llevaron a la excelencia su plan con otra jugada rápida por la derecha, que ni Asencio ni nadie supo detener. Con Lucas Vázquez en un lado y Fran García en otro, ambos siempre generosos en su esfuerzo, el Madrid da la impresión de ser un equipo débil atrás. Y los rivales lo aprovechan.
Mejor tras el descanso
Al menos el descanso sirvió para que los futbolistas blancos entendieran que, o cambiaban el ritmo cardíaco, o no había nada que hacer. Los mejores minutos del partido llegaron nada más comenzar la segunda mitad, con el equipo impulsado por un Bellingham que no termina de alcanzar una ansiada regularidad, pero que continúa con el hambre de siempre: se inventó un remate desde lejos y, tras varios rechaces extraños, la pelota acabó rematándola de nuevo Bellingham.
No siguió el Real Madrid por ese camino. No fue a las bravas, sino que volvió a pararse, otra vez sin prisa, quizá convencido de que el gol iba a llegar antes o después, quizá reservando fuerzas. El caso es que desaprovechó el momento psicológico de empatar un partido que iba perdiendo y en el que el rival debe sentir el miedo que da el Bernabéu cuando huele la sangre.
No pasó: Ancelotti quiso alterar el ritmo monótono con Rodrygo, el mejor de los suplentes, Vinicius y después Valverde, para que fuera lateral derecho. Una falta a Rodrygo acabó en un gol de Mbappé, al que el Madrid se agarra en los peores momentos para ir pasando episodios hasta llegar al nudo de la trama.
Dice mucho del Leganés que acabase con alguna ocasión en el área del Real Madrid. No se rindió ni dejó de dar la cara, pese a todo.
Real Madrid-Leganés: partido de la jornada 29 de LaLiga EA Sport en vivo online
Actualizado a las 23:21
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