Un viaje a Grecia y un flechazo con su yogur

Myka es el nombre de un negocio de helados de yogur griego natural que nació en Madrid en julio de 2023. Es el proyecto profesional y personal de los emprendedores Natalia Morales y Javier Ezquerro, un matrimonio mexicano apasionado por la cultura helénica. Con tres pequeñas heladerías en la capital —dos propias y una franquiciada—, han logrado expandir su modelo de negocio por todo el mundo en un tiempo récord. Los fundadores han cerrado ya 108 franquicias en 13 países y en poco más de año y medio han conseguido ganar dinero: la facturación el pasado año alcanzó 1,8 millones y el margen de beneficios rondó el 33% de las ventas.

El matrimonio residía en Miami cuando viajaron por placer a Grecia en el verano de 2022. “Salimos enamorados de las islas, de la cultura, de la comida, y fue cuando decidimos fundar Myka. Nos dimos cuenta de que había una oportunidad, un producto que es súper saludable y que ni siquiera estaba explotado en Grecia”, cuenta Morales, de 39 años, que estudió en la prestigiosa escuela de gastronomía Le Cordon Bleu en México y comenzó a emprender a los 23 años con la pastelería Le Macaron Boutique, que llegó a tener 50 puntos de venta y que vendió hace dos años al resto de socios.

En octubre de 2022 se instalaron en Madrid con sus dos hijas y comenzaron a desarrollar su negocio de helado de yogur griego. “Hicimos un análisis de todas las marcas mundiales de helado de yogur y vimos que era un segmento que se había quedado estancado, que no había evolucionado y que no estaba muy en línea con los hábitos y las tendencias de consumo actuales, donde la gente busca productos más naturales y nutritivos”, comenta la emprendedora.

La inversión inicial para arrancar la primera tienda de 21 metros cuadrados ubicada en la madrileña calle de Ortega y Gasset fue de 300.000 euros que asumieron con fondos propios. Después llegaron otras dos tiendas, también en Madrid, y muy pronto su helado de yogur griego se hizo viral en las redes sociales (TikTok e Instagram).

Materia prima

El valor diferencial, dicen, es la materia prima, el yogur que importan desde Grecia, a diferencia de otras marcas que venden una mezcla de polvos y agua. A ese helado le agregan —en las tiendas hay un pequeño obrador— kéfir de cabra y hasta 30 toppings, muchos de ellos elaborados artesanalmente, como los crumbles con latte con flor de sal, de nuez o el baklava. Entre sus combinaciones más populares está la que lleva compota de naranja amarga, pistacho, miel y aceite de oliva. “Utilizamos muchos ingredientes que no los encontrarías más que en restaurantes con estrella Michelin”, añade Javier Ezquerro. “No somos el helado que te da remordimiento”, concluye Morales.

El precio de los helados, con tres tamaños, va desde los 3,60 hasta los 5,60 euros. Cada día se venden una media de 1.000 helados en cada tienda y entre las tres de Madrid se consumen más de seis toneladas de yogur griego en un año. Los emprendedores dicen que los precios están en la media del mercado, a pesar de insistir en la calidad del producto. “No los inflamos. Apostamos por la frecuencia de consumo y a tener un modelo que es operar con poco personal y buscar locales estratégicos”, cuenta Ezquerro.

Los empresarios tenían claro que querían que su negocio fuera replicable y escalable. A través de GNF Worldwide, firma de desarrollo de franquicias, comenzaron a comercializar su modelo en 2024. En el primer semestre de 2025 se van a abrir 18 franquicias en ocho países. En España tienen firmadas 26. El coste está entre 140.000 y 170.000 euros. Morales y Ezquerro, que operan sin deuda bancaria, están a punto de cerrar su primera ronda de financiación para reforzar la estructura corporativa y crecer con tiendas propias en lugares estratégicos. “Ahora vamos a París. En Madrid no vamos a abrir más, ya lo estamos poniendo en manos de franquiciados”, dice Ezquerro. A corto plazo no tienen pensado vender la empresa, en la que trabajan 26 personas.